Eugenia y Hernán, los pioneros que siguieron el llamado del agua.

Los pioneros del turismo Eugenia Napolitano y Hernán Doro, siguiendo el llamado del agua, fundaron Terrazul Expediciones Villa Pehuenia: un proyecto de turismo responsable, escuela de kayak y comunidad a orillas del Lago Aluminé, en la Patagonia argentina.
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Pioneros del Turismo: la visión detrás de Terrazul Expediciones Villa Pehuenia

A orillas del lago Aluminé, en el extremo noroeste de la Patagonia argentina, los pioneros del turismo Eugenia Napolitano y Hernán Doro convirtieron su amor por el agua en un proyecto único: Terrazul Expediciones Villa Pehuenia.

Este episodio de Pioneros del Turismo relata su historia, su propuesta de turismo responsable y la creación de una escuela de kayak que enseña a remar con conciencia y respeto por la naturaleza a los niños y jóvenes de Villa Pehuenia.



El llamado del agua

¿Alguna vez te sucedió que el rumor de un río o el reflejo de un lago te llamara al punto de olvidarte del frío y lanzarte sin pensarlo demasiado?

“Siempre hicimos actividades en el agua. Somos kayaquistas desde antes de nacer”, dice Hernán, mientras despliega una sonrisa que transmite la seguridad que siente.

Eugenia y Hernán siempre se sintieron en su elemento; desde el inicio, sus historias estuvieron entrelazadas con ríos, lagos y el mar. Ahí se mueven con soltura, como pez en el agua, gracias a años de experiencia, certificaciones internacionales y el entrenamiento constante que exige el deporte de aventura. El chaleco, el walkie-talkie, la indumentaria de lycra y la piel húmeda forman parte del día a día.

Eugenia comenta con sencillez: “Practicamos este deporte desde hace muchísimos años. A mí me permitió descubrir lugares maravillosos”. Ese vínculo con el agua pasó de ser un pasatiempo y un deporte a convertirse en un destino. Así comenzó el viaje…

Vista de Villa Pehuenia y la Cordillera de los Andes desde el volcán Batea Mahuida, Patagonia argentina.

Cruzando la patria de lado a lado

Un día dejaron atrás las “relativas” comodidades de la gran ciudad, cargaron kayaks, remos, sus petates e muchas ilusiones y siguieron el hilo de las eternas rutas argentinas por 1.500 km rumbo a la Patagonia. Las rutas serpentean acompañando la metamorfosis del paisaje y, al mismo tiempo, van transformando a quienes las recorren.

La cordillera de los Andes los atrajo hacia sus faldas como un imán. Muy cerquita de las laderas del volcán Batea Mahuida, las montañas dibujan la frontera entre Argentina y Chile.  Entre los troncos y las hojas de araucarias, radales y cipreses asoman destellos de varios lagos de deshielo.  Allí medio de los verdores y el polvo de las rutas de ripio aparece el resplandor del Lago Aluminé, cuyo espejo guarda el reflejo de las casas de la aldea que Eugenia y Hernán hoy llaman su hogar.

Araucaria en primer plano al atardecer con vista del Lago Aluminé y la Cordillera de los Andes.


Llegando a otra galaxia

Tras recorrer miles de kilómetros, la recompensa no fue solo un paisaje único y encantador: fue entrar en un mundo que parecía de otro tiempo. El mundo de los pehuenes (Araucaria araucana) que marca el límite norte del bosque andino patagónico se siente como haber caído en otro planeta… o como si hubieras retrocedido a la era de los dinosaurios.

Allí donde los ríos vírgenes corren libres, el aire huele limpio y los cielos se tiñen de colores más intensos.

En ese paisaje que parece sacado de un libro de fantasía —o de geografía—donde en cualquier momento crees que vas a oír el rugido de algún antiguo habitante de la región, como el Argentinosaurus huinculensis, entre los bosques de pehuenes—, Eugenia y Hernán preparan con total naturalidad y rutina los equipos para la travesía del día.  


La mirada de Eugenia se pierde en los reflejos del lago mientras comparte sus recuerdos: “Llegamos a Villa Pehuenia hace muchos años, queriendo conocer el río Aluminé y el lago. Nos enamoramos. Fue amor a primera vista. Después de un viaje muy cansador en pleno verano desde Mendoza, llegamos de noche, con lluvia y frío. Y aun así fue una sensación, una emoción que me agarró. Cuando es tu lugar, lo sentís. A partir de ahí lo fuimos conociendo y descubriendo; cada vez nos gustó más y decidimos armar un proyecto y quedarnos aquí.”

Su nuevo hogar se llama Villa Pehuenia: una auténtica aldea de montaña en la provincia de Neuquén, Patagonia Argentina. Nacida en los 90 y enclavada en un anfiteatro de cerros y volcanes de la cordillera, a orillas del lago Aluminé —prístino, transparente—. Alli, y como cada día, vuelven a dejar sus estelas sobre la «olla reluciente» y nos invitan a descubrir «lo que brilla en el fondo», significado del vocablo aluminé en el idioma mapudungun de los habitantes originarios de esta región.

“Llegamos a Villa Pehuenia hace muchos años, queriendo conocer el río Aluminé y el lago.
Nos enamoramos. Fue amor a primera vista…»

Pionera del Turismo Eugenia Napolitano
Terrazul Expediciones – Villa Pehuenia – Neuquén – Patagonia Argentina

Listos para la aventura con Terrazul Expediciones Villa Pehuenia

Para quien se inicia, remar un kayak no es solo incorporar una técnica: es confiar en que el cuerpo encuentre su equilibrio y, con cierta elegancia, lograr acomodarse dentro de una especie de «vaina de algarrobo», claro de plástico, muy alargada y derechita.

Eugenia y Hernán enseñan a dibujar vuelos suaves con el remo, sin forzar hombros; a leer los colores del veril —donde cambia la profundidad—, a marcar el compás con el chapoteo y a interpretar los signos del clima patagónico y su viento.

Entre explicaciones, bromas, gestos claros y demostraciones, y un “Waka Waka” que pinta sonrisas, invitan a fluir sobre el agua del Lago Aluminé.  La consigna es simple, pero fundamental: “Hasta que no vemos caritas felices, no salimos.”

Semillero de remos

Cuando llegaron al pueblo, los sorprendió un detalle que parecía un contrasentido: el lago estaba allí, inmenso y transparente, pero casi nadie se animaba a entrar en él. Ni vecinos ni visitantes, salvo alguna que otra lancha a motor.

“Con todo lo que significa para nosotros el kayakismo y el stand up paddle y la posibilidad de conectar con la naturaleza, propusimos armar una escuela municipal para los chicos, usando nuestros propios equipos”, recuerda Eugenia. La iniciativa fue sencilla en su origen, pero poderosa en su impacto: abrir a los niños del pueblo la oportunidad de descubrir el agua como espacio de juego, de aprendizaje y de identidad.

En paralelo se consolidaba la propuesta turística con sus permisos y habilitaciones.   Terrazul obtuvo certificaciones internacionales —Instructora ISA en SUP, Seguridad Acuática, Prevención de Lesiones— y un Certificado de Distinción por la implementación de las Directrices de Sostenibilidad Turística y Gestión Ambiental.

Así, el lago dejó de ser solo un telón de fondo y se transformó en la plaza del pueblo, en oferta turística y en aula flotante.

El legado de Terrazul Expediciones Villa Pehuenia

El logo de Terrazul Expediciones Villa Pehuenia une montañas y lago en una imagen simple y poderosa, reflejo del lema que guía su trabajo: conocer para proteger

El lema “Conocer para proteger. Eco Vida, Modo Azul” se transformó en realidad y se volvió práctica cotidiana.

Proteger un lugar es mucho más que únicamente cuidarlo. Es enseñarlo. Es regalar a otros la experiencia de conectar con la naturaleza en carne propia: sentir el frío del viento en el rostro, bucear con la mirada en busca de reflejos bajo el agua y acompasar el remo con los movimientos del cuerpo. Y, en ese gesto, descubrir la alegría de la superación, el espíritu deportivo, la camaradería, la pertenencia… y las raíces.

Algunos pioneros abren huellas en la tierra; otros, hacen ondas en el agua.
Si tenés un proyecto entre ceja y ceja, Eugenia y Hernán recomiendan dos cosas: perseverar y formarse.

“Los primeros años son difíciles —confiesa Eugenia—. Mi consejo es no perder de vista lo que uno quiere lograr. La realidad se va ordenando. Dicen que los melones se acomodan andando.”

“Yo insisto en la formación —agrega Hernán—: estudien, capacítense. Detrás de la aventura hay preparación y seguridad. Eso también es brindar un buen servicio: que no pase nada; y, si pasa, tener respuesta.”

Ellos un día se animaron a lanzarse. Y ahora el agua, como un espejo, te devuelve otra pregunta:
¿qué harías si supieras que podés?

Tal vez sea momento de escucharla… y de dar tu propio salto.

“Los primeros años son difíciles.
Mi consejo es no perder de vista lo que uno quiere lograr. La realidad se va ordenando. Dicen que los melones se acomodan andando.»

Pionera del Turismo Eugenia Napolitano
Terrazul Expediciones – Villa Pehuenia – Neuquén – Patagonia Argentina
Flor de amancay (Alstroemeria aurea)en primer plano sobre el fondo del Lago Aluminé.

“Yo insisto en la formación. Estudien, capacítense. Detrás de la aventura hay preparación y seguridad.
Eso también es brindar un buen servicio:
que no pase nada; y, si pasa, tener respuesta.»

Pionero del Turismo Hernán Doro
Terrazul Expediciones – Villa Pehuenia – Neuquén – Patagonia Argentina
Arreo de ovejas en la estepa neuquina al costado de la ruta en el trayecto hacia Villa Pehuenia.
Formaciones rocosas de la estepa patagónica coronadas por araucarias en la precordillera de los Andes.
Flores de altura en la ladera este del Batea Mahuida, con las laderas verdes de los Andes y los lagos de Villa Pehuenia–Moquehue al fondo.



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ebenfalls verfasst von Irina Grassmann, erschien exklusiv auf
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