Lisa & Tobias, la familia alemana que echó raíces en el Valle del Cauca

Algunos pioneros no conquistan tierras. Vienen a cuidarlas, a transformarlas en hogar, y a ofrecer hospitalidad con nombre propio: AUEN Posada Andina.
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¿Te animarías a cruzar el océano, cambiar de idioma, empezar de cero? ¿Plantar raíces en otro país y sembrar tus sueños en una tierra que no conocés? … Mientras una nueva vida crece dentro tuyo?

Lisa lo hizo.

Y en esa aventura, no solo cambió de continente. Junto a Tobias, su marido y compañero de vida, transformaron una finca cubierta de monte salvaje en un refugio para otras almas viajeras. Así nació AUEN, una posada escondida entre montañas, donde el tiempo se estira y los días se llenan de brisas, fuego amigo, sonidos silvestres y voces nuevas.

“Auen” es una palabra alemana, a veces llamada riñón de la naturaleza, que evoca los pastizales húmedos que bordean los ríos. Pero fue la exuberancia del Valle del Cauca la que, según Tobias, despertó en él “la fuerza de atracción de este continente, de Colombia, que nos empujó a mirar un poco más profundo”, nos cuenta mientras sus ojos buscan los de Lisa.

La escena parece salida de un retrato familiar alemán: ellos dos, las tres niñas rubias y dos perros grandes sentados muy juntos en un sofá que parece quedarles grande, porque las niñas usan piernas y apoyabrazos para acomodarse cerquita. Como si el cariño los apretara en una sola imagen.

Pioneros del Turismo: Lisa Haarmeyer & Tobias Hanke:  en  AUEN Posada Andina – Colombia

Miradas y visiones

«En 2012 conocí esta región viajando con mochila al hombro. Me sentí bien aquí. Después conocí a Lisa, nos enamoramos y dijimos: hagámoslo juntos», nos comenta Tobias, mientras lanza otra mirada cómplice. Ya no están probando suerte. Están viviendo su proyecto.

Cuando se les pregunta qué mensaje dejarían a nuevos Pioneros del Turismo, Tobias piensa en voz alta: —»Si miro hacia atrás, diría: paso a paso. Es un proceso. Cuando llegamos, lo primero fue observar con sensibilidad: ¿qué tipo de lugar es este? ¿Cómo se ve por la mañana, por la noche? ¿De dónde viene el viento? ¿Dónde brillan más las estrellas? Poco a poco, fuimos creando este lugar con lo que la naturaleza nos ofrecía. Ese fue siempre nuestro credo: en la naturaleza, y con la naturaleza“.

—“¿Lograron lo que imaginaban?”, preguntamos. Ella sonríe. Se entrelazan las miradas sobre las cabecitas movedizas de sus hijas.
—“Sí… incluso más. Pensamos en un refugio pequeño, para amigos. Y ahora es mucho más. ¿Quién sabe lo que todavía vendrá?”, dice, como si el futuro también respirara allí.

Así, casi sin buscarlo, construyeron un espacio que no se limita a las paredes de una casa. AUEN se sostiene sobre algo más profundo: una conexión invisible con el entorno y con los cuatro elementos que lo habitan y lo definen: La tierra, el agua, el aire y el fuego.

La Tierra

Dos tierras marcaron el comienzo de esta historia. La que dejaron atrás —la del idioma de la niñez, los recuerdos de la infancia, las amistades de la juventud, las estaciones marcadas, los inviernos largos y los lazos familiares en Alemania—, y la nueva. La que eligieron: la zona rural de Buga, que de a poco fue convirtiéndose en su hogar. Hoy laten como una sola y dan base a sus hijas, criadas entre dos lenguas, dos tradiciones y un solo paisaje que ya las reconoce como propias.

La llegada fue todo menos sencilla. Vinieron con cinco maletas y una panza. Sin casa. Sin plan. Solo la intuición y el amor. «Mi mamá decía que éramos como María y José, buscando nuestra posada», evoca Lisa entre risas suaves. Vivieron un tiempo en una casa alquilada en La Havana, hasta que decidieron adquirir una finca con una construcción antigua.

“Mi mamá decía que éramos como María y José, buscando nuestra posada», evoca Lisa.

Pionera del Turismo Lisa Haarmeyer
Auen Posada Andina – Buga – Valle del Cauca – Colombia

Durante tres años trabajaron en la renovación y construcción de los ambientes. No fue rápido. No fue fácil. Pero cada detalle en el diseño de AUEN rinde homenaje a la arquitectura campesina colombiana, con alma alemana y materiales nobles: madera, caña. Techos altos, muros abiertos y espacios que respiran al ritmo del valle. 

El diseño de Auen es un homenaje a la casa campesina colombiana con influencias modernas, donde se integran los ciclos de la naturaleza con materiales y acabados naturales.

Logo de Auen Posada Andina

Entre flores, gallinas, cabras, especias y plantas medicinales, crecen también sus hijas —bilingües, curiosas, libres— que juegan entre los animales y saludan a los visitantes con la naturalidad de quien pertenece al lugar. 

Donde otros habrían visto solo monte, ellos vieron un lugar para soñar y arraigar.

Las texturas y colores en la flora colombiana te atrapan a cada paso.
Foto: Irina Grassmann

El agua

Antes de cruzar el umbral, los visitantes ya se sienten atraídos por el murmullo del agua y los reflejos de la fuente que los recibe. Esa presencia continúa en la piscina y en los detalles que rodean la casa, integrados de forma tan orgánica que parecen surgir del mismo paisaje. Invitan a detenerse, respirar, disfrutar, zambullirse…

Es agua que refresca, que riega sueños y nutre a los más de 800 árboles sembrados a lo largo de los años, creando corredores naturales para los animales silvestres. Agua viva, que forma parte del ritmo del lugar y conecta a quien llegan con la calma del entorno.

Bajo las duchas cuelgan ramilletes de hojas de eucalipto. En contacto con el vapor, calentado gracias a paneles solares, liberan su aroma creando una experiencia sensorial que recuerda a un sauna natural: caliente, perfumado, reconfortante.

Vista de la piscina de Auen a través de las plantas

El aire

En AUEN, el aire no pide permiso. Se cuela arrastrando el aroma fresco del bosque y la música viva de los pájaros. En la casa principal, con sus grandes puertas abiertas hacia los cuatro puntos cardinales, el paisaje entra, toma un descanso y vuelve a salir.

La temperatura es amable. «Estamos a unos 20 grados centígrados —comenta el encargado—. Aquí es muy fresco. Estamos muy cerca del monte, en realidad, de la selva, de las montañas.» Por la noche, el aire se vuelve más frío, a veces con neblina, y entonces la fogata o la chimenea se vuelven el lugar ideal para reunirse.

A esta altura, el aire no solo refresca: abraza. Aves y viajeros encuentran aquí un refugio natural. Lisa nos comenta sobre su participación en el colectivo „Buga Territorio de Aves“, apostando por un turismo sostenible, centrado en el avistamiento. “Aquí hay mucha variedad”, explica. Y el aire las trae y las lleva.

El aire de Auen Posada Andina es una sinfonía tortas y panes recién salidos del horno y decorados con hermosas flores del jardín.

El fuego

Alrededor del fuego, las distancias desaparecen.

El fuego es el corazón de AUEN. La llama que reúne, que abriga, que celebra. Chisporrotea, el crepitar calienta las manos que buscan calor, las chispas viajan al cielo y el humo dibuja fantasmas fugaces en la noche estrellada. Las brasas son semillas de historias que encienden relatos, y las risas compartidas se graban en la memoria.

Cerca de la piscina y las cabañas, hay un área de fogata pensada para compartir.
“Allí damos marshmallows —explica el encargado—. La idea es hacer actividades e integrar a todos los huéspedes, para que se unan y lo pasen mejor.”

También se hacen asados en una parrilla redonda que cuelga de un trípode, una estructura inspirada en su patria natal, que se balancea sobre el fuego como un péndulo. ¡Un típico «Schwenkgrill» alemán! “Así tenemos fogata y asado todo a la misma vez. Todo el mundo comparte y disfruta.”

Alrededor del fuego, las distancias desaparecen.

El espíritu.

Y hay un quinto elemento que, si bien no podemos tocar… sí se siente en la piel. La hospitalidad de quienes se atrevieron a cruzar mares, cambiar idiomas y vencer temores… para plantar bandera… y raíces, y crear un hogar en un país lejano.

Lisa lo dice con sencillez: —“Sí, ya llevamos diez años por acá. Llegamos desde Alemania. Yo con mi esposo… y tenemos tres hijas.” Y en ese relato sereno cabe media vida.

AUEN no nació de un plan. Nació de una intuición. De una fuerza interna. De un deseo compartido: —“Siempre ha querido vivir en Sudamérica…”, cuenta Lisa, refiriéndose a Tobias. Y en esa aventura se lanzaron, sin certezas, pero con fe. —“Sí, hay que tirarse y ya… y después todo se va dando. Cuando uno toma la acción, las cosas se van dando. A veces, mágicamente.”

Ese espíritu se percibe en la sonrisa de sus hijas, criadas entre dos idiomas.

Se huele en el pan recién horneado. Entre paredes de madera tibia calentadas por el sol, la casa late al ritmo del alma viajera de sus dueños.

Se escucha en el susurro de los árboles, en el concierto de las aves silvestres y entonando en armonía con los animales de corral. Se siente en la calidez con la que abren su hogar al viajero.


Lisa lo resume con la sabiduría de quien ha aprendido caminando: —“Es el día a día… es afrontar cada dificultad con una buena actitud. Hacer de lo más común un reto, y no un problema. Disfrutar del proceso. Tener paciencia. No afanarse. Dejar que las cosas tomen su tiempo.”

Pionera del Turismo Lisa Haarmeyer
«Auen Posada Andina» – Buga – Valle del Cauca – Colombia

Auen hoy

Lisa lo resume con la sabiduría de quien ha aprendido caminando: —“Es el día a día… es afrontar cada dificultad con una buena actitud. Hacer de lo más común un reto, y no un problema. Disfrutar del proceso. Tener paciencia. No afanarse. Dejar que las cosas tomen su tiempo.”

Hoy AUEN no es solo un hotel. Es un abrazo. Un rincón donde el tiempo se estira… y uno se siente parte de un sueño hecho realidad.

Aquellos que un día buscaron su lugar en el mundo —como María y José buscando posada— hoy ofrecen ese lugar a quien quiera llegar. Y AUEN… ya no es solo un sueño. Es un hogar que abraza.

Tobias, en su lengua natal y mirando a Lisa, nos deja un pensamiento abierto:
—“Wer weiß, was jetzt noch kommt.” ¿Quién sabe lo que todavía vendrá?

AUEN se recorre.
Se respira.
Se agradece.
Y de alguna forma…
se queda adentro.

Porque a veces, los pioneros no vienen a conquistar tierras.
Vienen a cuidarlas.
A quedarse.
A volverlas hogar y a ofrecer hospitalidad con nombre propio:
AUEN Posada Andina.

Irina Grassmann en la camioneta de transporte de bananas.



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ebenfalls verfasst von Irina Grassmann, erschien exklusiv auf
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