Alejandra, la pionera que convirtió el viento en destino.

El desafío es correr hacia el abismo con un arnés al hombro. Allí donde termina el suelo comienza una historia de viento, visión y coraje.

Ya en Colombia, Roldanillo, Valle del Cauca… y ahora

¿volé o no volé?

Estaba todo listo. El cielo despejado, el suave viento, los pilotos de Viajes Mágicos Colombia alistando los parapentes y el calor del sol entibiando las laderas de los andes, como calentando motores… Solo faltaba que yo me decidiera.

Tenía que convencer a mis pies de avanzar hacia la explanada. Cruzar la mirada con el piloto como quien asiente en silencio a esta locura. Cargarme a los hombros un arnés pesado como una mochila enorme llena de mantas. Dejarme amarrar a una persona extraña por la espalda y, sin margen para el arrepentimiento, correr juntos y coordinados hacia el barranco, inundada de adrenalina, como si nos persiguiera el diablo.

El verdor de la ladera de la Cordillera Occidental de los Andes colombianos.

Foto: Irina Grassmann

Roldanillo: destino clave del vuelo en parapente para Colombia y el mundo.

Mi búsqueda de Pioneros del Turismo me trajo a Colombia, más precisamente a la Finca El Trébol, a 9 km de Roldanillo en el Valle del Cauca:  „Meca del Parapentismo“. El verde frondoso e intenso de la ladera de la Cordillera Occidental de los Andes colombianos, contrastando con el azul del cielo como telón de fondo, se alza como el escenario perfecto. Allí, ocultas como tras bambalinas, se forman columnas invisibles de aire, entibiadas por el sol de la mañana de septiembre, que se llevan a los pilotos y a sus pasajeros hacia la tramoya.

Mientras la brisa asciende, captura el perfume de frutales y plantas silvestres, que se mezcla con el canto lejano de las aves y el susurro de las hojas al moverse. Una sinfonía tan suave, casi imperceptible, que envuelve la espera y apacigua los nervios antes del despegue… y por un instante distrae de la verdadera pregunta del día: ¿volar o no volar?

Estas térmicas ascendentes en Roldanillo, generadas por diferencias de temperatura y presión, crean auténticos ascensores naturales para los planeadores de tela. Un marco excepcionalmente estable y confiable, un paraíso, para el vuelo libre.  Estas características permiten las tan buscadas largas travesías y un buen control de las maniobras. 

Un destino en Colombia que es campo de juego para turistas y para los mejores parapentistas del mundo; y lugar de trabajo para quienes hacen del viento su oficio.

Entretenidas en tierra, mientras otros vuelan con Viajes Mágicos Colombia en Roldanillo.

Foto: Irina Grassmann

Viajes mágicos en Colombia con «Viajes Mágicos»

Y en el centro de este escenario natural, sobre la ladera, solemos encontrar a la pionera del turismo Alejandra Hernández, fundadora de Viajes Mágicos. En sus manos no solo convergen todos los hilos de la organización de viajes y eventos, sino que también —como en un parapente— cada cuerda se entrelaza para sostener la tela de su sueño: el de que otros también puedan volar sin motor.

La mirada de Alejandra se pierde por un segundo en el horizonte. Tal vez está siguiendo la trayectoria de alguna silueta suspendida… pero, como quien mira hacia atrás, abre sus recuerdos para contarnos:  “Vi la necesidad de montar una empresa constituida, organizada, fundamentada y con toda la documentación al día. En Roldanillo no había estas condiciones y fuimos la primera agencia operadora de vuelo en parapente. Organizamos, uniformamos, y conformamos una empresa como tal. Eso ayudó al crecimiento empresarial, a mejorar el empleo y el posicionamiento de Roldanillo como destino turístico.”

Como muchos pioneros del turismo, Alejandra plantó bandera y se abrió paso entre la informalidad y la falta de estructura. Ella vio el potencial y profesionalizó esta experiencia aérea con un equipo sólido y procesos seguros. Así convirtió a Viajes Mágicos —y a Roldanillo— en un destino de referencia.

Junto a Alejandra Hernández, pionera del turismo en Colombia y CEO de Viajes Mágicos Colombia, en la ladera de la Finca El Trébol, donde el viento se convierte en destino. Roldanillo, Valle del Cauca – meca del parapentismo.

“Vi la necesidad de montar una empresa constituida, organizada, fundamentada y con toda la
documentación al día. En Roldanillo, Valle del Cauca, «Viajes Mágicos» fue la primera agencia operadora de vuelo en parapente.» 

Pionera del Turismo Alejandra Hernández
«Viajes Mágicos» – Roldanillo – Valle del Cauca – Colombia

Mi voz interna insistía con la pregunta del día.

Mientras escuchaba atentamente su relato… una vocecita en mi cabeza no me daba tregua. La pregunta latía en silencio: ¿me animaré a volar hoy en tándem?

Las condiciones, inmejorables.
Excusas, pocas. 
Pero ahora se trataba de mí. 

Una cosa es mirar desde lejos y filmar todo para el reportaje… y otra, muy distinta, es dar el primer paso. 
Lo sabía. Lo había visto. Lo había fotografiado. Lo había filmado.

Seguridad y pasión en cada vuelo con Viajes Mágicos Colombia

Como buena observadora, había notado que cada hebilla encajaba a la perfección y cada cuerda era revisada con la seguridad de quien ha hecho esas maniobras mil veces. Se nota que son pilotos que, además de volar, entienden el cielo.

Con la meticulosidad que requiere esta labor, Alejandra nos cuenta cómo funciona el protocolo de seguridad de Viajes Mágicos antes de cada vuelo: “Se revisa el equipo en su totalidad, desde los hilos hasta la estructura interna, y se completa una ficha técnica que permite llevar una crónica detallada. Esto garantiza el cumplimiento de las normativas y ayuda a determinar los límites operativos de cada equipo.”

Además, los pilotos se someten regularmente a controles de salud para saber que estén en plenitud física y mental. “También nos aseguramos de que no hayan consumido alcohol ni ninguna sustancia. Deben estar en sus cinco sentidos. Gracias a Dios contamos con un equipo excepcional: responsables, comprometidos, y con verdadera pasión por lo que hacen“, afirma Alejandra. 

El viento aquí, en Roldanillo, Valle del Cauca, Colombia, no es un obstáculo, sino un aliado.

Nos espera, no para empujarnos, sino para elevarnos.

Últimos preparativos para dar el paso al vacío, amarrada al piloto de parapente de Viajes Mágicos Colombia, Jorge Marín.

Equipaje inadmisible

—¿Pero qué pasa con el temor? ¿Cuánto miedo traen los viajeros? — consulté tratando de disimular mi propio temor.
—Que traigan el miedo que quieran… porque aquí se les enseña —respondió sin dudar, sonriendo.

La emoción se dispara al ver a otros correr hacia el vacío. Te contagias con cada grito de aliento, con esa oleada compartida de adrenalina de quienes ya están en el aire. Desde abajo, todo parece mágico. Incluso parece fácil.

Confié…


Y de pronto, era yo la que estaba en el centro del escenario. Alentada por los gritos de los valientes que ya habían volado. El arnés ajustado. El piloto detrás. La explanada a mi alrededor.  La brisa cálida acariciando mis brazos y mi cara. La duda… se había desvanecido.

Y yo… corriendo como una loca hacia el precipicio… pero con la sensación de que con semejante peso no avanzaba ni un milímetro hacia adelante. 

Es que nos deslizábamos ya hacia arriba. El mullido césped se soltó de mis suelas y ya no me sostuvo. Ahora son nuestras cuatro piernas las que cuelgan. Confié: en el piloto, en el viento, en las térmicas, en el equipo…

Aterrizando con Jorge Marín de piloto de parapente de Viajes Mágicos Colombia.

¡Feliz!

Foto: Patricia Molaioli – Fotógrafa y periodista argentina

Un salto al vacío con Viajes Mágicos con el Valle de Cauca a mis pies

El silencio cálido se torna como de otro peso sobre mi piel. Como si el tiempo se hubiera detenido dando lugar a una vivencia nueva hasta ahora desconocida. Solo sentir.

Desde el aire, los verdes parecen más intensos, salpicados por el sol que los acaricia; y todo vibra.

Levanto la vista y, entre las lágrimas de felicidad que corren por mis mejillas y que la brisa va secando, descubro un mundo como de juguete debajo nuestro. Un mosaico ondulado de montañas, campos, árboles, casitas y ríos que se van perdiendo en el horizonte.

El suelo se aleja un poco más. El aire se vuelve mi único punto de apoyo. Ya no hay gravedad, solo un deslizar… 

Y allí arriba, entendí por qué Alejandra hace esto. Volar es más que despegar y sentir la adrenalina como una invasión de hormiguitas recorriendo cada milímetro cuadrado del cuerpo. Es descubrir. Es libertad.

El legado de Alejandra Hernández: cuando la adrenalina no asusta, sino impulsa.

«Siempre me ha gustado la adrenalina. No importa si es por las alturas o por cualquier otra cosa: siempre la he buscado. Desde que comencé a volar, soñé con ser piloto, pero la vida me fue llevando por otros caminos», comparte Alejandra, fundadora de Viajes Mágicos, con una mirada dulce y pícara, como quien revela un secreto.

«Esta fue la manera más cercana que encontré de estar en el cielo… y también la más accesible para ofrecer esa experiencia a otras personas que, como yo, sueñan con volar. Pero esta vez, volar sin motor.“

«Esta fue la manera más cercana que encontré de estar en el cielo… para ofrecer esa experiencia a otras personas que, como yo, sueñan con volar. Pero esta vez, volar sin motor.“

Pionera del Turismo Alejandra Hernández
«Viajes Mágicos» – Roldanillo – Valle del Cauca – Colombia

Seguir el viaje, incluso después del aterrizaje

La historia de Alejandra no es solo la de una mujer que emprendió; es la de alguien que entendió que volar no es solo alzar vuelo, es transformar.

Es regalar perspectiva. Es construir puentes entre la tierra y el cielo, entre el miedo y la confianza, entre el sueño y su ejecución.

Y desde entonces, ella ha dedicado su vida a hacer posible que otros también lo sientan. Soltar. Confiar.

Volé. Y entendí: hay viajes que no terminan cuando aterrizamos. Que lo más difícil no es lanzarse… es decidir hacerlo.

No solo volé, sino que viví una de las experiencias más intensas de mi vida. Y la llevo atesorada en mi corazón.

Seguimos explorando Colombia y otros rincones del mundo, buscando más Pioneros del Turismo.

Foto: Irina Grassmann